Un poco antes de La Mata de Monteagudo nos desviamos hacia el santuario de la Virgen de la Velilla, que espera en un rellano a medio camino de la cima de la montaña. Rodeado de robles, hayas y acebos, la tan venerara Virgen de la Velilla tiene el privilegio de residir en un lugar realmente hermoso.
En el s.XVI se construyó un santuario pequeño y humilde, donde los peregrinos acudían a venerar a la Virgen de la Velilla. Al final del siglo, esta Virgen era muy conocida y famosa debido a sus muchos milagros y favores, por lo cual recibía cuantiosos donativos y limosnas. Esto hizo que el Obispo nombrara un sacerdote administrador de la Ermita.
Hacia 1600 surgió el proyecto de levantar un templo más grande y suntuoso.